16.10.08

CON LA SIMPLEZA COMO MARCA

Mamá y maestra jardinera, llena desde hace dos temporadas el Auditorium de San Isidro con sus canciones. Es la que canta la del Sapo Pepe.





Adriana Szusterman, que durante unos cuantos años fue maestra jardinera y animadora de fiestas infantiles, ya cuenta con una considerable trayectoria en el rubro teatro para chicos. Actualmente presenta Cantando con Adriana, en San Isidro, con gran convocatoria."Hace dos años me llamaron del Auditorium de San Isidro, para hacer el espectáculo ahí, y ya es la segunda temporada de funciones en esa sala. Al principio, llegué con muchas dudas, porque venía de hacer teatro en la calle Corrientes. Y la verdad es que no lo puedo creer: cada función está a full. Me conmueve hasta las lágrimas cómo reacciona el público. Siento que es una bendición", dice Adriana. "Se genera un clima muy cálido, muy íntimo", agrega. Y ella se da el gusto de salir a saludar a la gente y movilizarse con la devolución que le hace la platea menuda.

Sus seguidores son pequeños de entre 0 y 6 años. "Vienen de menos de un año, son muy piojitos", los describe. En Cantando con Adriana, es la única artista en escena: la acompañan, como siempre, títeres y muñecos, y sobre el final, su padre hace una participación especial. Aunque no en éste, sus hijos Martín (11) y Julieta (14), y sus sobrinas, suelen acompañarla en sus es pectáculos. "En las vacaciones de invierno estuvieron en el show que hice", cuenta. Durante el receso, actuó en el Auditorio de Belgrano. Quiso ofrecer su espectáculo lejos del mundanal ruido del Centro, porque "como mamá" entiende que no es grato en época de vacaciones andar entre multitudes para ir al teatro.

En esta oportunidad, el elenco se completa entonces con el Sapo Pepe, el gatito Michu, el perro Timoteo, Pimpón, Cholito y otros muñecos y títeres que interactúan con Adriana en el escenario. "A la gente le conmueve la sencillez, la simpleza, que les hable con un idioma cotidiano, sin gritos, sin estridencia. Creo que me ayuda haber sido maestra jardinera y el ser mamá y conocer el tiempo de atención de un nene chiquitito", explica. "El esquema de recital del show mantiene a los chicos atentos", dice.

"Nunca tuve una propuesta concreta de tele. Recibo mails de papás que me piden que esté en la televisión. Por eso decidimos con Sergio (su esposo y productor), a través de los videos que editamos, hacer como nuestro propio programa de tele", dice Adriana. "Me gustaría hacer algo, tal vez un micro, algo corto, a la hora de irse a dormir, por el solo hecho de volver a las raíces, a los valores, a lo simple. Para mostrar que no hay necesidad de ponerse una minifalda ni hacer quemar etapas a los chicos para ofrecerles algo. Estaría buenísimo que esta propuesta, que es diferente, llegue masivamente", confiesa.


"Toda mi carrera se hizo con el boca a boca, nunca tuve prensa", señala. Hace trece años grabó su primer disco para chicos. "Los primeros discos eran compilados de las canciones que cantaba como maestra, en el Jardín de Infantes Amapola, y los produjo el amigo de un papá del colegio", repasa. Después de los tres primeros discos para Amapola, grabó siete propios -el último, acaba de salir-, con la productora que ella misma creó junto a su marido y que también produce sus espectáculos, dvds y otros proyectos. Algunas de las canciones son composiciones suyas. Lleva escritos seis libritos de cuentos. Y sueña con llenar el Luna Park, con una función gratuita. Pero todavía no puede creer lo que le pasa, el fenómeno que genera. Sorprendida y agradecida a la vida: así se manifiesta todo el tiempo Adriana, con una sonrisa elocuente que no se desdibuja mientras habla, con los expresivos movimientos de sus manos, con el alma dichosa que se trasluce en sus palabras.